En los últimos meses el pesimismo cunde entre mis compañeros y futuros periodistas. La mala situación del país unido a las malas expectativas laborales que planean sobre nosotros hacen que muchos se depriman al pensar que nunca podrán hacer eso que ellos llaman “el amor al periodismo”.
“¿Pero porqué no hacen pruebas?» Me decía mi amigo Carlos, «¿Por qué no hacen pruebas para acceder a una plaza tan importante en un medio tan importante? Mi sueño es la radio, Lucía. Pero me veo obligado a trabajar 32 horas semanales para salir adelante, para comer y pagarme el piso y poder seguir estudiando. ¿Y qué me queda luego? Me quedan las noches para poder hacer las prácticas de la universidad, una universidad donde no rindo lo suficiente, donde saco un 7 pudiendo sacar un 9, porque no tengo tiempo para más. Estoy cansado moralmente, agotado. Me he resignado. Y mientras tanto los enchufes siguen enchufando a gente que no se lo merece tanto como otra. Pero cuando tú llegues alto me alegraré, Lucía, porque te lo mereces”. Sigue leyendo